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MONTEMOLÍN

     Montemolín y Vico constituyen, a día de hoy, el sitio arqueológico más excavado y estudiado de nuestro término municipal. Es, sin embargo, uno de los sitios arqueológicos más expoliados no sólo de nuestro término sino de la provincia de Sevilla e incluso de Andalucía. Fue el expolio de monedas lo que, precisamente, llevó a un equipo de la Universidad de Sevilla a excavar y estudiar el yacimiento dada la importancia del material expoliado. Fueron varias las intervenciones arqueológicas que se realizaron en la década de 1980 y aún hoy se sigue estudiando el yacimiento a través de estudios de materiales y nuevas técnicas aplicadas a la Arqueología.

 

    Montemolín fue un asentamiento donde se desarrolló un claro proceso de interacción entre la población indígena, pobladores del valle medio del Corbones, y gente venida del Mediterráneo Oriental, fenicios fundamentalmente. Se ha constatado una ocupación ininterrumpida en este asentamiento desde el siglo IX al VI a.C. Montemolín fue una acrópolis, un lugar elevado sobre el territorio circundante y donde residía el poder, una posición estratégica en cuanto a lo defensivo y al propio control de dicho territorio. En esta acrópolis, los arqueólogos han podido evidenciar una división funcional del espacio con edificaciones de prestigio, reunión, culto y posibles ámbitos domésticos. La influencia oriental se apreciaría tanto en la funcionalidad de tales edificios y su organización espacial como en las técnicas constructivas.


    Los resultados de las investigaciones realizadas hasta la fecha sitúan la fundación del asentamiento entre el siglo IX y comienzos del VIII a.C. hasta que recibe las primeras importaciones orientales. El inicio de la influencia de gente venida del Mediterráneo Oriental se ha constatado con la aparición de cerámica hecha a torno, frente a la cerámica hecha a mano propia de la población local. Estos primeros contactos se harían más continuos hasta el punto de establecer relaciones con la élite local. Progresivamente, habría una continua orientalización de las formas, costumbres, ideología y de la convivencia. Ese proceso desembocaría en un posible mestizaje, la aristocracia local absorbe la influencia oriental por aculturación y emulación, como se aprecia en el registro material. Montemolín se erigió como centro cultual y Vico como un poblado asociado, quedando ambos como el núcleo centralizador del poblamiento circundante.


    Lo que sí destaca, en este sentido, es la arquitectura religiosa de filiación oriental, de gran importancia arqueológica e histórica tanto por la evolución constructiva y funcional como en lo cultual por tratarse de un lugar donde se realizaban sacrificios rituales de animales (bóvidos mayormente). En la acrópolis se documentaron una serie de edificios monumentales, de tamaño considerable, con características comunes respecto a planimetría, técnica constructiva, dimensiones, etc. Disponían de plantas rectangulares salvo el edificio A, que tenía planta elíptica, más vinculado a la población local antes de "orientalizarse". Estos edificios estaban dispuestos de dos en dos, primero A-B y, posteriormente, C-D (representados en la imagen de arriba). Sendas parejas formaban conjuntos funcionales, con fines económico-religiosos, donde se llevaba a cabo el sacrificio del ganado y la manipulación de carnes en un marco de actividad de producción e intercambio económico, semejante a otros santuarios como Cástulo, El Acebuchal, El Carambolo o Marqués de Saltillo en Carmona.

 

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Proyecto creado y desarrollado por José Manuel Durán.

Infografía y propiedad intelectual.

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