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HALLAZGOS CASUALES Y HALLAZGOS "CAUSALES." A PROPÓSITO DEL EXPOLIO EN MARCHENA

     Marchena, como tantas otras ciudades europeas y del Mediterráneo, constituyen el marco físico de una actividad humana milenaria, un lienzo sobre el cual el ser humano ha dejado sus huellas a lo largo de la historia. Han sido el escenario de milenios de historia y son, por ello, espacios donde los vestigios de tantos años aguardan ser descubiertos algún día.

 

    Actualmente, son muchos los vestigios que han sido hallados y catalogados, recogidos en colecciones privadas y públicas o enterrados nuevamente al no poder asegurar su integridad. Otros, siguen cubiertos por capas de tierra o de urbanismo centenario sin haber visto aún la luz. Un tercer grupo, sin embargo, es objeto de actividades ilícitas con fines no científicos, extraídos de su contexto original sin más fin que el de ser vendidos o acumular polvo en alguna repisa.

 

     Según el Artículo 47.2 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía de 2007: “Son bienes de dominio público de la Comunidad Autónoma de Andalucía todos los objetos y restos materiales que posean los valores que son propios del Patrimonio Histórico Andaluz y sean descubiertos como consecuencia de excavaciones, remociones de tierra, obras o actividades de cualquier índole o por azar, todo ello de acuerdo con la legislación del Estado.” Uno de los aspectos que se desprenden de esta definición es que hay una parte de nuestro Patrimonio aún por descubrir y es probable que sea descubierta de manera casual. En este sentido, resulta curioso que un número importante de sitios y elementos arqueológicos, incluso los más conocidos, fueran descubiertos fortuitamente.

 

     Otro de los aspectos que se desprenden de la definición anterior, quizás el más importante, es que el Patrimonio es de todos. Sin embargo, asistimos con bastante frecuencia a situaciones en las que se toma este hecho a la ligera, habiendo personas que se creen legitimadas a apropiarse de todo aquello que encuentren. En cierto modo llevan razón, es suyo, pero lo comparten con el resto de la sociedad.

 

     Es aquí donde merece trazar una línea divisoria entre lo que es hallazgo casual y lo que no. Puede darse la situación de encontrarnos casualmente, paseando por el campo, restos arqueológicos de nuestro pasado, a la luz por cualquier motivo. Ante ello, toda persona que encuentre un objeto arqueológico está obligada por ley a comunicarlo a las autoridades en un plazo de 48 horas. Hay otras situaciones en las que tales hallazgos son intencionados, hay personas que buscan tales restos y merodean zonas susceptibles de albergar evidencias arqueológicas y se ayudan de detectores de metales. Seguirían siendo hallazgos casuales, pero si se adueñan de los restos encontrados están expoliando.

 

     La Ley de Patrimonio Histórico, tanto la andaluza como la española, prohíbe expresamente la búsqueda de restos arqueológicos sin autorización previa. El Art. 323 del Código Penal castiga el expolio como un delito contra el Patrimonio con pena de prisión de entre seis meses y tres años. No obstante, a no ser que estas personas hayan sido descubiertas in fraganti, poco se puede hacer contra ellas al no poder demostrar que las piezas procedan de un acto de expolio o de un yacimiento concreto y no sean, por ejemplo, fruto de una herencia.

 

     Volviendo al inicio, Marchena y sus ciudades vecinas, fruto de su larga historia y de tantas culturas que por aquí se pasearon, poseen un Patrimonio Cultural diverso y abundante. Esta zona del Bajo Guadalquivir es una de las más expoliadas de España y se han llevado a cabo actos importantes contra el expolio, como la “Operación Tertis (2007).” Curiosamente, nuestra “joya arqueológica,” Montemolín, tuvo que ser excavado a causa del intenso expolio de monedas púnicas al que se vio sometido a comienzos de la década de 1980.

 

     Aún hoy seguimos observando casos de expolio. En el verano de 2015 varias fueron las veces que los arqueólogos que excavaron el sitio arqueológico de El Lavadero denunciaron actos de expolio durante la noche. Raro es el caso de quien no conozca a alguien en este pueblo que guarde restos arqueológicos en su casa.

 

     Ante el expolio, la sociedad pierde parte de su pasado. No sólo pierde piezas arqueológicas sino que también se modifica el contexto original en el que tales restos se encontraban. La Arqueología estudia el pasado a través de sus restos materiales, en contexto y no aislados. Dispone de una serie de técnicas, metodología y procedimientos para documentar e intentar conservar lo máximo posible los vestigios del pasado que estudia. Para cualquier estudio histórico un objeto descontextualizado es un objeto perdido en el tiempo cuya información es irrecuperable.

 

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